El nombre científico es moniliasis. Problema muy común en los primeros meses de vida de los bebés, el sapito es una infección causada por el hongo llamado Candida albicans, el mismo de la candidiasis. Se manifiesta con manchas y placas blancas en la boca del bebé, puede esparcirse a la garganta, amígdalas y esófago y estar presente también en el pecho de la mujer que amamanta y en paspaduras del niño.
¿Cuáles son las causas?
Nuestro organismo hospeda una serie de hongos y bacterias, inclusive el hongo que causa el sapito. En condiciones normales, eso no significa un problema, pero cuando hay un desequilibrio, sea por estrés o baja resistencia, esa presencia se transforma en infección. Por lo tanto, el “sapito” se aprovecha de una situación de perjuicio inmunológico y aparece.
Uno de los principales causadores de ese desequilibrio son los antibióticos, sean usados por el bebé o por la mamá, en el caso de niños que toman pecho. Los antibióticos matan las bacterias «buenas» que controlan la población de hongos y así aparece el “sapito”.
Como a ese hongo le gustan los lugares húmedos, acostumbra también aparecer en picos de mamadera o chupetes higienizados incorrectamente y hasta incluso pañales – la poca ventilación crea un ambiente propicio para la proliferación del microorganismo.
Y mientras el niño use mamaderas, chupetes y pañales, existe riesgo de que aparezca la infección. Pero los bebés en los primeros meses de vida están más sujetos, por el hecho de que todavía no tienen el sistema inmunológico totalmente desarrollado. Además, los pequeños tienen el hábito de llevarse todo lo que ven a la boca, un comportamiento de riesgo cuando se trata del sapito.
¿Qué hacer?
El “sapito” no genera riesgos más graves al bebé, pero puede ser incómodo y doloroso. Entonces, si aparecen las manchitas blancas y parecen molestar, y si el bebé llora enseguida que comienza a succionar, busque atención médica, para el diagnóstico y la recomendación correcta de tratamiento.
¿Qué cuidados tomar para evitarlo?
Lo ideal es administrar antibióticos solo cuando es estrictamente necesario, además de limpiar y esterilizar mamaderas, chupetes y otros utensilios del bebé. A las mamás que amamantan, se les recomienda mantener las mamas siempre limpias y secas, sin residuos de leche, evitando el uso constante de protectores mamarios o pezoneras. Airear el pecho ayuda a evitar infecciones.
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