La presión baja o hipotensión durante el embarazo es muy común debido a las alteraciones hormonales que provocan la distensión de los vasos sanguíneos. Los mismos crecen para recibir más sangre y llevarla hacia la placenta, haciendo que el flujo pierda fuerza y disminuya la presión.
A pesar de no ser tan grave como la presión alta (o hipertensión), que puede provocar pre eclampsia o aborto espontáneo, las caídas de presión pueden causar incomodidad y provocar síntomas como: sensación de debilidad, visión borrosa, mareos, dolores de cabeza y, en casos más graves, desmayos y caídas, poniendo en riesgo gestante y bebé. La presión baja en el embarazo deja de ser frecuente cuando el volumen de sangre aumenta y el organismo de la embarazada comienza a adaptarse a una mayor cantidad de sangre. En esa etapa, la presión tiende a volver a lo normal.
¿Qué hacer en el caso de sensación de desmayo?
Sentarse, respirar hondo e inclinar el cuerpo para adelante, llevando la cabeza en dirección a las rodillas por algunos minutos;
Acostarse en una posición cómoda y elevar las piernas, si fuera posible, para ayudar a normalizar el flujo sanguíneo;
Ingerir algo con sal, como galletas de agua y sal, por ejemplo.
¿Cómo evitar la presión baja?
Para intentar mantener la presión más regulada, se deben evitar los cambios bruscos de posición, las bebidas alcohólicas, gaseosas y café, así como comer en intervalos regulares, ingerir bastante agua a lo largo del día y evitar ambientes muy calurosos, por ejemplo. Practicar ejercicios físicos suaves regularmente también es beneficioso para la circulación sanguínea y la presión arterial.
Importante:
Si los síntomas de presión baja persisten por más de 15 minutos o surgieran con mucha frecuencia, se recomienda ir al hospital o entrar en contacto con el obstetra para una evaluación clínica, pues a pesar de que no es común, la presión baja puede ser inicio de alguna enfermedad que necesita ser investigada y tratada antes que coloque en riesgo el embarazo.
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