Salud Bebé

Los caminos de la disciplina positiva: ¡es posible educar de forma suave y equilibrada! Entienda

Educar a los niños puede ser un gran desafío. Muchos padres no saben cuándo deben ser firmes o maleables, suscitando dudas e incluso conflictos cuando son totalmente autoritarios o permisivos. Ante este escenario, aparece la disciplina positiva, que puede ser un término medio entre los dos enfoques socioemocionales.

La disciplina positiva fue creada por la Dra. Jane Nelsen, en un libro que escribió en 1981, basado en la teoría del psicólogo austriaco Alfred Adler. Según la consultora educativa, formadora y traductora en disciplina positiva Bete Rodrigues, el libro se enfoca en desarrollar habilidades para la vida, como cooperación, responsabilidad, autodisciplina, autonomía y poder personal. Atributos que son importantes para el desarrollo de niños y padres.

Una de las varias herramientas que presenta la especialista es la “opción limitada”. Por ejemplo: los padres preguntan si al niño le gustaría que le ayuden a guardar los juguetes o si lo hará todo solo. “En este caso, no le dan al niño la opción de no guardar los juguetes, mezclando la firmeza de los más autoritarios con la amabilidad de los más permisivos”, dice Bete.

Con la pandemia de Covid-19, Bete dice que, debido al aislamiento, el desafío para quienes quieren aplicar una disciplina positiva en la educación de sus hijos fue aún mayor y muchos padres comenzaron cursos en línea para comprender cómo lidiar mejor con la situación. Señala que los padres deben darse cuenta de que sus hijos los ven como un ejemplo y que en el escenario actual es necesario tener aún más empatía con los niños, ya que muchos se sienten frustrados porque no están en la escuela con amigos. «Tienes que demostrar que sabes cómo se sienten y cómo afrontar la situación», explica.

Además, también debido a la pandemia, muchos padres tuvieron problemas con el tema del enojo y la tristeza de sus hijos, siendo uno de los temas más trabajados por Bete en este período. Ella dice que muchos niños y adolescentes no querían participar en clases en línea, se negaban a ayudar con las tareas del hogar o se volvían adictos a los teléfonos celulares, tabletas y videojuegos. En estos casos, la herramienta ideal para la disciplina positiva, según Bete, es la realización de acuerdos y reuniones semanales entre padres e hijos.

“La disciplina positiva nos enseña esta habilidad sobre cómo hacer tratos y que son efectivos, porque cuando los niños participan en el proceso de hacer arreglos y se plantean, eligen y prueban sugerencias, tienden a colaborar más con las tareas y cómo lidiar con sus propios sentimientos”, explica.

La especialista sostiene que lo que puede marcar la diferencia en el futuro es precisamente que los padres profundicen en la disciplina positiva, trabajen el autoconocimiento, el autocuidado, el autocontrol y aprendan más sobre el desarrollo infantil.

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