Antes de proseguir, recomendamos que lea, si todavía no lo hizo, este artículo AQUÍ. Habla todo sobre la Preeclampsia como grupos de riesgo, enfermedades relacionadas y síntomas, entre varias otras cosas. Es fundamental porque la nota de hoy es una especie de continuación/complemento.
La eclampsia es nada más que la evolución natural de la preeclampsia cuando no es tratada. O sea, es su agravamiento, un nivel que puede ser mortal. Ocurre a partir del momento en que la gestante con preeclampsia tiene crisis convulsivas. Cerca de 30 % de las convulsiones ocurren al momento del parto o en hasta 48 horas después del nacimiento del niño y duran, en promedio, un minuto. Lamentablemente, hasta hoy no se ha establecido con precisión la causa de ambas enfermedades, por parte de la medicina tradicional.
Vamos a hacer una comparación de síntomas:
Preeclampsia: hipertensión arterial, edemas, principalmente en los miembros inferiores, aumento de peso y pérdida de proteína por la orina. Sin embargo, también puede ser asintomática, lo que a veces dificulta el diagnóstico.
Eclampsia: sangrado vaginal, vómitos, pérdida de consciencia y las ya citadas convulsiones, que pueden ser precedidas también por dolores de cabeza, estómago y alteraciones visuales.
Con las informaciones basadas en los elevados niveles de presión arterial, en el historial clínico y síntomas de la paciente y en los resultados de exámenes de laboratorio de sangre y orina, podemos llegar a un diagnóstico. Para evitar cualquier agravamiento, el prenatal tiene que ser criterioso, con consultas regulares a especialistas e ingestión de las vitaminas, principalmente el ácido fólico. Si fuera constatada la Pre, la embarazada debe hacer bastante reposo, medir regularmente la presión e ingerir poca sal. En los casos más graves, se recomendarán antihipertensivos y anticonvulsivos.
La propia presencia de eclampsia puede indicar que el parto necesita hacerse, a veces, prematuramente. En esos casos, los médicos acostumbran prescribir sulfato de magnesio antes con intención de proteger las neuronas de la mamá y del bebé en caso de pico de presión. Una vez confirmado el diagnóstico de eclampsia, el parto tiene que hacerse cuanto antes. El riesgo de prolongar el embarazo en ese caso es muy alto, empeorando las probabilidades de que salga todo bien.
En Mamá Que Ama deseamos que todas tengan el mejor parto posible, sin complicaciones y que el niño llegue saludable. Es imprescindible todo el acompañamiento médico.
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